La primera impresión con las obras de Silvia Anel (Granada, 1963) es el desconcierto ante el encuentro contigo mismo, ante la desnudez de un paisaje cambiante de sensaciones, de un cuerpo abstracto, conciso, que se define desde la inquietud de la mancha y la espontaneidad del gesto pictórico. Los años de aprendizaje formal quedaban atrás, para regresar de la academia a la pureza del inconsciente, en una muestra que reúne sus recientes producciones (...)