El Monte Perdido de Cecilia de Val

Sumerge la imagen impresa sobre el papel poliéster y deja que la disolución del ácido acético en el agua actúe. La temperatura es determinante y tras la espera, empieza a desprenderse la materia fotográfica hasta tocar fondo, en tanto sobre la superficie reposan minúsculos fragmentos del paisaje de la montaña. Cecilia de Val (Zaragoza, 1975) ha devuelto a su origen El monte perdido[1] que una vez durmió bajo el mar (...)

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